A la hora que callan las ciudades hay otras almas que hablan por ella.
Hay vidas que se adueñan de las lentas calles vacías.
Hay aguas que no circulan bajo un puente, hay tiendas, has casas que no se encuentran en un lote.
El frío y la noche para el hombre mas viejo del mundo son como el tiempo de receso en una guerra, las calles siempre tienen algo que ofrecer, no hay de que esconderse sin embargo esta todo escondido.
El segundo de los relojes aumenta el frío.
Hay hambre, hay niños que no conocen sueños propios ni ajenos, hay almas que no encuentran silencio. Hay malas opciones.
Hay fantasmas, hay vidas que buscan un cementerio, hay calles, hay ciudades, hay hospitales, hay iglesias, hay veredas, hay ventanas, hay rostros que debieron llorar de vergüenza, hay urgencias que no tienen apuro. Hay cartas olvidadas en un despacho.
El humo de un viejo tarro a lo lejos mancha el amanecer, otro signo que marca el comienzo de la guerra.
Desde afuera, al amanecer, el hombre nuevo un nuevo día ha comenzado. Con su abrigo y el confortable silencio que genera su auto circula por la misma calle que devora otras vidas pero que a el lo lleva por distintos caminos.
La urgencia es no llegar tarde al trabajo, que no se te enfrie la comida.
Hay agencias, hay universidades, hay premios y castigos, hay juegos, hay hogares, hay sueños, hay paisajes, hay ideas, hay espejos, hay farmacias, hay jardines, hay cafés, peluquerías, semáforos, signos, símbolos, canciones, lírica, poesía, libros. Hay algún fracaso.
Falta el yo, el vos, el nosotros, el: TODOS
Hay vidas que se adueñan de las lentas calles vacías.
Hay aguas que no circulan bajo un puente, hay tiendas, has casas que no se encuentran en un lote.
El frío y la noche para el hombre mas viejo del mundo son como el tiempo de receso en una guerra, las calles siempre tienen algo que ofrecer, no hay de que esconderse sin embargo esta todo escondido.
El segundo de los relojes aumenta el frío.
Hay hambre, hay niños que no conocen sueños propios ni ajenos, hay almas que no encuentran silencio. Hay malas opciones.
Hay fantasmas, hay vidas que buscan un cementerio, hay calles, hay ciudades, hay hospitales, hay iglesias, hay veredas, hay ventanas, hay rostros que debieron llorar de vergüenza, hay urgencias que no tienen apuro. Hay cartas olvidadas en un despacho.
El humo de un viejo tarro a lo lejos mancha el amanecer, otro signo que marca el comienzo de la guerra.
Desde afuera, al amanecer, el hombre nuevo un nuevo día ha comenzado. Con su abrigo y el confortable silencio que genera su auto circula por la misma calle que devora otras vidas pero que a el lo lleva por distintos caminos.
La urgencia es no llegar tarde al trabajo, que no se te enfrie la comida.
Hay agencias, hay universidades, hay premios y castigos, hay juegos, hay hogares, hay sueños, hay paisajes, hay ideas, hay espejos, hay farmacias, hay jardines, hay cafés, peluquerías, semáforos, signos, símbolos, canciones, lírica, poesía, libros. Hay algún fracaso.
Falta el yo, el vos, el nosotros, el: TODOS
Hay algún fracaso ambulante.
Bitacora de Caminos Singulares