jueves, 24 de junio de 2010

23 de marzo

Inestable, nervioso, reaccionario, tenso, es el día 23 casi en su totalidad.
Hay algo en el aire, hay voces que el viento tiene miedo de levantar,
hay sombras que el sol tiene miedo de mostrar, hay ideas que no están muertas.
En lo personal se me hace difícil ignorar la situación.
Hay sensación de que todo esta por estallar, como si el 23 supiese del día siguiente con el miedo a que se repita.
En cierta medida el 23 no esta equivocado, la omisión, la censura, la comisión, el empréstito de algunas concesiones con forma de cuerpo en la sociedad actúan con gran indignación para victimizar el genocidio.
Sigue siendo difícil -en lo personal- ignorar la situación.
El reloj ordena las agujas y el calendario se hace viejo, viejo y memorioso. No es capaz ninguna energía de detener el tiempo y el 24 se hace presente.
Amanece y todo se mueve con cierto cálculo, con ruidos pausados, con gritos precisos, amanece como si recién terminase todo, con todo destruido. Ahora las agujas ordenan al reloj que se detenga, es el medio día y hay siluetas que ya empiezan a reconstruir lo perdido.
La maquina de precisión, dice dios, no puede detenerse. Su señoría condena a las agujas por su acto encerrándolas en la memoria, con un régimen de visita de una vez al año, donde podrán por 24hs volver 34 años atrás.
Ya me resulta imposible ignorar la situación, en todo el cuerpo me duelen 30mil, en toda el alma me duele la memoria, en todas las heridas me duelen los olvidos.