incluso más que un arma
y aun tan destructiva al terminar
hasta con una simple idea
que nunca dejo de ser silencio.
Aceptamos que la religión es un invento,
pero escuchamos su voz.
En qué creemos
además de en la paranoica idea
de un enemigo inmortal,
que es igual al que se muere de hambre
y enfermedades obsoletas,
que es el mismo que no aguanta la soledad
pero que destruye todo lazo posible de fraternidad.
Hablamos de un dios omnipotente
porque nos resulta lejana la idea
de un ¿dios?
Hombre, inventemos después a dios,
cuando creamos la convicción del tal Fukuyama
y sepamos que las ideas originales no existen,
mejor es el momento de geometría social y no
de aritmética barrial en countries.
O si queremos un dios ya, porque no
intentamos con la idea del alemancito
ese llamado Nietzsche, que la impresión
del súper hombre es un niño.
A las preguntas inocentes les sobra inteligencia.
Caminos Singulares