lunes, 20 de julio de 2009

Desiertos Urbanos




La bulla de los autos se va extinguiendo con la llegada del frío,
allá a lo lejos, un viejo árbol agitado de tanto dar sombras,
escucha por una noche más el cansado recorrido de un sonido
que se desprende de sus hojas que van manchando calles y veredas.
Todo se cubre cuando esa luna brilla sola.

Allá a lo no tan lejos, un banco cansado de sostener el rocío.
Ahí, un poco mas cerca, la envidia anda gritando.
En la esquina, pretenciosa la soledad y la ironía se encuentran,
gestos, muecas, sonrisas para algunos y preguntas para otros,
nadie entiende nada cuando dos mundos muertos se guiñan el ojo.

Ahí, en el mismo árbol, que ahora esta viejo y cansado
suele presumir la duda con su incomoda pregunta,
y ya casi todos escuchan lo mismo;
el árbol esta más cansado y viejo, no por su sombra o por el ritual
de desprender hojas, sino por la vieja leyenda que cuenta en su tallo.

Muchos otoños el árbol espera su visita
Muchos otoños el banco espera sostener la esperanza en sus pies
Muchos otoños la esquina quiere ver doblar la ausencia de la soledad
De muchos otoños la duda quiere huir.

(En algunos otoños los labios suelen sanar)

Las hojas caen por el efecto de la gravedad
o
por el cambio de estación,
no lo se,
pero siempre caen.
Lo cierto es que jamás matan al árbol que dejan.

Y esa esquina que no olvida al recuerdo, deja mudo al grito
de memorias olvidadizas al dejar ver en el final de su vértice
el tallo de un árbol que dice otra cosa pero te pregunta:

¿Lo recuerdas?.





Bitácora de Caminos Singulares

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó mucho, claro que leido a mi manera, coincido es verdad que las hojas siempre caen pero que jamás matan al arbol que dejan y bueno lo demas ya lo sabes porque alguna vez te lo dije.

Que andes bien

Macha dijo...

y ud es? ja no importa. C/u lo tiene que leer a su manera! Hasta la proxima!

juegodeluces dijo...

Lo interesante de la duda es que siempre incomoda, siempre sacude un poco, de alguna manera esa es su función. Me hizo recordar algo q escribí hace un tiempo:

CAPTURANDO AL CAZADOR DE SUEÑOS.
Ahí está en la penumbra…
En ella se esconde y de ella se ufana,
no nos muestra la cara,
sin embargo, dicen que algunos lo vieron…
lo vieron haciendo llorar a un niño …
le quemó sus manitos de frío.
¿Cómo lo reconocemos?
¿Qué nos hace?
Nos arma con olvido y nos sobrealimenta de memoria.
No deja lugar al no lugar.
Nos llena de certidumbres que pueden colapsar en un suspiro.
Nos hace temer al vacío.
Afirmar que existe el vacío puede ser motivo de excomunión.
Nos empuja al vértigo, allí manoteamos, allí nos aferramos a cualquier cosa porque cualquier cosa es mejor al vacío, al pensamiento porque sí, al pensamiento inintencionado.
Nos recorta las alas para no dejarnos volar con el A-mortis…
Pero no nos mata porque con nosotros muere y de nosotros vive.
Nos abruma con cánones que midiéndose con las subjetividades las excepcionaliza, las hace puro excentricismo.
Nos quita la ensoñación, no hay espacio para ello en la subcultura.
¿Una empresa colectiva?
¿Puede ser encontrarlo?
¿Enfrentarle?
No estamos solos, no del todo todavía pero nos urgimos.
Se está apagando la única lumbre de Libertad que nos queda,
está colocando bases en la frontera de la imaginación.
Se está lamiendo las patas como un lobo satisfecho.
Nos está enemistando con la incertidumbre,
cultiva su intolerancia.
Está llenando los vacíos que encontró…
Sin vacíos, sin espacio no hay sonido, no hay música, no hay palabra.
Todo está dicho,
todo está lleno.
No le demos claves.
Olvidémonos de lo que queremos conseguir.
Logremos la presencia en la ausencia.
Excedamos la realidad con lo que no vimos, con lo que no pensamos, con lo que solo deseamos.
Integrémonos de nuevo a la historia, conectemos el pasado con el futuro.
Una pista nos dieron,
no es seguro…
pero no temamos…
creo que le llaman “Pensamiento Único”.

Un beso grande Yisus!

Alejandro Arriaga dijo...

gracias por pasar, me alegra que te sienta bien.

Anónimo dijo...

Las hojas caen por el efecto de la gravedad
o
por el cambio de estación,
no lo se,
pero siempre caen.
Lo cierto es que jamás matan al árbol que dejan.



sabés que me gustó desde que me lo mostraste,,
no sé si te dije por qué
es que por ahí para poder olvidar hay que dejar que "esos momentos" se vayan de uno, caigan con delicadeza de la misma forma en lo que hacen las hojas....


ah detaalle tampoco "matan" al "árbol que dejan" ,









Un abrazo

le

Macha dijo...

Bueno Majito debo decirte que me encanto lo que escribiste! y como en alguna oportunidad, leerlo hoy, fue increible.
Alejandro muy bueno tu blog,genera algo asi como una adiccion.
Let, tanto tiempo hacia que no te veia por estos lugares!, me alegro que te guste "desiertos urbanos".