Doscientas sillas del sillón de Rivadavia, doscientos libros de la historia de Mitre, doscientos bicentenarios en Latinoamérica.
Cuántos años han pasado ya de nuestra libertad y con cuánta capacidad repudiamos el método imperial, sin embargo, ese extorsivo sistema fue funcional para nuestra patria. Religiosamente conquistamos el sur, rigurosamente destruimos Paraguay, impunemente negociamos con otros imperios que colateralmente hicieron arrinconar a otras naciones, caprichosamente endeudamos el apenas recién nacido estado.
Son doscientos años de ignorar nuestros más estratégicos errores, doscientas maneras extrañas de transmitir la historia.
Por alguna razón se decidió hablar del héroe argentino por sobre todas las cosas. Doscientas veces indiferentes a Latinoamérica.
Méjico siempre nos quedó lejos, aunque llegó Salvador Allende, de Haití – Simón Bolívar y San Martin juntos, nunca hicimos un acto en la escuela pública. Doscientas formas de ver Latinoamérica.
No hay revolución sin amor, son términos inseparables, doscientas veces inseparable.
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