jueves, 11 de noviembre de 2010

Mi clave de Sol (uno)

Las mañanas agitadas agrietan el recorrido de la sangre
y el corazón que solo sabe de latidos,
se vuelve bruto.
De nada sirven los ojos. Nunca, nunca supieron ver en ocasiones así.
Los hombros se tensan porque saben de pesos, la piel modifica el coeficiente de rose y adhesión.
Las piernas, las más doloridas, se afirman y ablandan constantemente dándole órdenes al corazón. Verdaderamente ellas saben de caídas. Saben de principio y fin.
Las manos que cierran sus puños esconden un dolor enorme con la misma fuerza que estrangulan el peso del tiempo sin sentido. Los puños abiertos son un símbolo de paz, pero también armonizan con pestañas tristes.
Los brazos cuelgan hasta dar un abrazo.
La cabeza no entiende de descansos y de alguna forma, intenta, regular sus partes autónomas. La cabeza es el concepto de dios más acertado.

sábado, 11 de septiembre de 2010

H2o OOH

La tierra agrietada, el silencio aplastante de gritos buscando ignorar la sed. Un lugar sin agua es una gran porción de olvido, un pueblo sin agua es una libertad atada del pie hasta la mano, de la boca hasta el estomago, una casa sin agua no alimenta, un niño sin agua no crece, la educación sin agua no entiende de recursos naturales. La realidad se construye con la memoria también. Mi felicidad colectiva por saber que es una obra para todo un pueblo, por saber que es un sueño, acristalado en alguna tela de araña, que hoy se hace realidad. Mi felicidad personal por (aprender?) el legado “ya no va a importar como suceda, cuando se lucha un día llega el momento de ver los resultados”.


Que se mojen las sonrisas de un pueblo!

Al Pueblo de Villa la Punta y a todos los luchadores de esa generacion inagotable bombardeada en el 55

lunes, 26 de julio de 2010

La revolución es pública




El abismo salta a  los pensamientos:
"la formación no es constante ni para siempre y
la noche también se llena de mentiras."
Las ideas caen. Derrotadas.




Yo no tengo a quien escribir, sólo tengo mi propia voz que me contesta en un tono solitario; la voz corajuda, ¡mi voz corajuda! es un recuerdo que se me está haciendo difícil escuchar y ya ni siquiera sé para qué practico este ejercicio si le gané mil veces a la cobardía.
Es de noche, y la noche con su pacto otra vez me derrota con el peor de los calvarios, es de noche y reinvento el diagrama con el que se rompe el corazón.
Quien pueda entender un desvelo, jamás encontrará la mañana más fría y solitaria que el resto de las horas. Por eso te enfrento, porque ya no le temo al mezquino refugio de la oscuridad ¡aparece luz, enfrentáme como te enfrento, mostráme ante todos, saca a relucir mis mas podridas facciones! Soy un hombre cruel, lo he sido al menos con tu batallita mediocre, no soy el hombre que le teme a la oscuridad. ¿De qué te avergüenzas, de qué me escondes? Asomate mañana miserable que no tengo a quién más enfrentar.
No tengo una dirección para que me socorra de madrugada mis ahogadas penas, mucho menos un matutino esperando que amanezca. Estoy solo, los demás ya no están o me ignoran. Maldita luz ¿realmente me temes? ¿¡Realmente le temes a quien no tiene con quién recorrer las batallas perdidas!? Eres cobarde, por eso la revolución fue de noche, no necesitamos de tu luz.
Vení que ya no tengo a quién decir que no entiendo, vení que no tengo a quién decir que alguna vez será, pero no será fácil, maldita luz del día, sé digna y enfrentame que aun sé que soy Juan José Castelli y declaro que no me gusta el anonimato, sin embargo es a quien más escribo.

jueves, 1 de julio de 2010

25 de mayo


Oxidadas, apiladas, sin fuerza y sin camino, ya no suenan. No hablo de la trocha angosta del ferrocarril, de la sirena con bocanadas de humo en cada estación, de los pañuelos con lágrimas, del adiós envejecido en un “hasta pronto”. No, en ningún momento voy hablar de la rutina del maquinista. Me refiero en cambio a las voces de mil novecientos cuarenta. Algunas están calladas en los libros, otras en algunos recuerdos. Lo que propongo, sin poesía, es que no duerman. Lo manifiesto, es que a las palabras no se las lleva el viento. Hace tiempo que nos quieren hacer creer que los jóvenes estamos sin voz. De la revolución sólo se habla con despojos, con distancia, como tarea cumplida, como algo que no tuvo precio, como un cuento de muchos héroes y un solo bandido.
Doscientas sillas del sillón de Rivadavia, doscientos libros de la historia de Mitre, doscientos bicentenarios en Latinoamérica.
Cuántos años han pasado ya de nuestra libertad y con cuánta capacidad repudiamos el método imperial, sin embargo, ese extorsivo sistema fue funcional para nuestra patria. Religiosamente conquistamos el sur, rigurosamente destruimos Paraguay, impunemente negociamos con otros imperios que colateralmente hicieron arrinconar a otras naciones, caprichosamente endeudamos el apenas recién nacido estado.
Son doscientos años de ignorar nuestros más estratégicos errores, doscientas maneras extrañas de transmitir la historia.
Por alguna razón se decidió hablar del héroe argentino por sobre todas las cosas. Doscientas veces indiferentes a Latinoamérica.
Méjico siempre nos quedó lejos, aunque llegó Salvador Allende, de Haití – Simón Bolívar y San Martin juntos, nunca hicimos un acto en la escuela pública. Doscientas formas de ver Latinoamérica.
No hay revolución sin amor, son términos inseparables, doscientas veces inseparable.

jueves, 24 de junio de 2010

23 de marzo

Inestable, nervioso, reaccionario, tenso, es el día 23 casi en su totalidad.
Hay algo en el aire, hay voces que el viento tiene miedo de levantar,
hay sombras que el sol tiene miedo de mostrar, hay ideas que no están muertas.
En lo personal se me hace difícil ignorar la situación.
Hay sensación de que todo esta por estallar, como si el 23 supiese del día siguiente con el miedo a que se repita.
En cierta medida el 23 no esta equivocado, la omisión, la censura, la comisión, el empréstito de algunas concesiones con forma de cuerpo en la sociedad actúan con gran indignación para victimizar el genocidio.
Sigue siendo difícil -en lo personal- ignorar la situación.
El reloj ordena las agujas y el calendario se hace viejo, viejo y memorioso. No es capaz ninguna energía de detener el tiempo y el 24 se hace presente.
Amanece y todo se mueve con cierto cálculo, con ruidos pausados, con gritos precisos, amanece como si recién terminase todo, con todo destruido. Ahora las agujas ordenan al reloj que se detenga, es el medio día y hay siluetas que ya empiezan a reconstruir lo perdido.
La maquina de precisión, dice dios, no puede detenerse. Su señoría condena a las agujas por su acto encerrándolas en la memoria, con un régimen de visita de una vez al año, donde podrán por 24hs volver 34 años atrás.
Ya me resulta imposible ignorar la situación, en todo el cuerpo me duelen 30mil, en toda el alma me duele la memoria, en todas las heridas me duelen los olvidos.

jueves, 25 de marzo de 2010

(un) Dias

El día empieza con la rutina
El desayuno pasa desapercibido.
La cotidianidad esta en los besos que no saben a nada,
en la misa de los domingos,
en lo rojo de un semáforo,
en el golpe seco del diario por la mañana.
El día continúa nosotros pidiéndole permiso a el
y con cierto soborno pintamos muecas para avanzar mas rápido.
A medio día la sinceridad es más aguda y muestra notas de nostalgia,
extrañamos a quien dejamos temprano, al olor a tostadas del desayuno que pasó rápido, a la luz roja del semáforo donde dejamos la existencia de un beso.
Salgo en mi smoke time y veo el sol a la altura de los ojos, la rutina es más mediática y tendenciosa por eso me concentro más en el calor de ese abrazo por la mañana y entre tanto pensamiento intercalado y ecléctico me doy cuenta de que estos días no tienen nombre, que ensayos de una ceguera no es solo un libro y que solo basta con no salir un sábado para afirmar que los residuos de los domingos por la mañana están en el aire.
El día termina con besos que no sobornan mentiras, con ojos cansados que te buscan y encuentran, con las palabras que el oído más quiere, con el gesto mas simple de la piel.

sábado, 6 de marzo de 2010

km 1207


Hay pequeñas cosas que no tienen a donde esconderse, hay cambios tan grandes que nadie se da cuenta, hay cosas que se creen tan eternas que duran poco para siempre.

La belleza no se mide en tiempo, pero no importa, eso jamás se enseña, al tiempo en cambio lo aprendimos a medir, pero eso tampoco importa porque jamás aprendemos de lo estrictamente preciso. La nada esta en lo absoluto y el amor en la imprudencia de las cosas que no tienen orden, en lo impreciso de querer y comprender, en lo estricto de saber quien soy siendo con vos, con todos. Hay que aprender a abandonar negligencias porque hay cosas inteligibles que no nos comprenden. En la meseta del calendario no encontramos la belleza de nada y estamos tan acostumbrados al orden de las cosas que el lunes siempre será el primer día.
El engaño del olvido es promovido por la misma distorsión del tiempo que habita junto a las pelusas grises de un bolsillo viejo.
Ignorar lo que uno fue siendo mientras era, hoy es un delirio bañado en cobardía.
La poesía de vivir viaja en auto devorando kilómetros con cuatro bocas que muerden la nostalgia de lo que había sido pero que también saborean el metálico gusto de lo que no ha podido ser. Viaja entre querer dejar de ser mientras las horas del calendario anuncian el calentamiento global de las ideas que no mueren y cierto mundo te invita a visitar sus lapidas, viaja y no sabe estacionar su duda entre lo colectivo y personal. La poesía que muere no se destruye pero si se detiene; el tiempo que el hombre no comprende sabe conjugar el renacimiento de ciertas cosas que envejecen.

Hay un mundo inesperado que esta esperando, hay de que llenarse no solo la boca.
Saberme incompleto y no insatisfecho, es de las cosas más hermosas que me apropie en la vida.

Bitacora de Caminos Singulares

lunes, 22 de febrero de 2010

No es el “cuando” que mide el tiempo, es el “como” que mide al cuando


Sos hermosa



Cuando te miro,

Cuando te escucho,

Cuando te recuerdo,

Cuando ríes en silencio,

Cuando me ves y no dices nada,

Cuando te quiero y estas frente a mi,

Cuando cierro los ojos y toco tus gestos.



Sos perfecta



Cuando nos miramos



Y misteriosa



Cuando nos encontramos buscando lo mismo.

domingo, 10 de enero de 2010

Entre qué y quién




Quién se sabe salvar siempre
Quién aprende a perder lo que se gana
Quién traga todo y al mismo tiempo
Quién despide y saluda sonriendo y llorando
Quién olvida a quien acordándose de quien
Quién ve pasar la oportunidad.
Dónde se pierde un encuentro
Dónde se gana una sonrisa
Dónde se vende un sueño
Dónde se emprende el engaño
Dónde se deja un misterio
Dónde queda la vida
A dónde va la muerte.
En qué oído se muestran los desvelos
En qué espejos se arrojan los besos
En qué boca se callan los recuerdos
En qué gestos se esconden las caricias
En qué ojos se gritan los secretos
En qué nariz se respira un beso.
Aquí y ahí,
pero no en la retórica de un texto.
En este mundo, entre yo y los otros,
entre nosotros y vos,
entre vos y yo.
Sin embargo, se podría responder
cada una de las preguntas por separado
y se podría decir
que siempre se salva quien nunca amó,
que aprendió a perder quien alguna vez fracaso,
que todo y al mismo tiempo es romperse el corazón,
que quien despide y saluda sonriendo y llorando es la cobardía nunca asumida,
que quien ve pasar la oportunidad es una mentira,
que un encuentro se pierde en la voluntad,
que un sonrisa se gana en el rostro del otro,
que un sueño se vende en la imaginación,
que el engaño comienza en el olvido,
que un misterio se deja en silencio,
que la vida tiene sucursales en todas partes y
que la muerte es su perfecta competencia.
que los desvelos se guardan en el oído derecho,
que los besos van en cada espejo,
que también en mi boca se callan los recuerdos,
que en tus gestos se esconden las caricias,
que en tus ojos también hay secretos,
que cuando lo sepa diré en que nariz.
Pero aquí y ahí ya seria la retórica de un texto,
y este mundo solo seria entre vos y yo.